Tierra - Desastres naturales

Sequías y desertificación


Mapa mundial de desertificación

Una sequía es la reducción de agua por debajo de la cantidad normal para un período de tiempo determinado. Si a estas condiciones de sequedad le sumamos el uso deficiente del suelo, se puede desencadenar un proceso de desertificación. Los procesos de desertificación son de inicio lento y generan condiciones de pobreza, acarrean desnutrición y enfermedades, desestabilizando las bases sociales y económicas de los países afectados. Estos procesos suelen agravarse por el desarrollo de actividades agrícolas deficientes y por cambios climáticos.

Si comparamos los efectos de las sequías respecto a otros desastres naturales, podemos ver que las sequías tienen el mayor potencial de impacto económico. Además, pueden afectar a un mayor número de personas y pueden durar desde meses hasta años.

Las sequías son causadas, principalmente, por modificaciones periódicas del nivel de lluvia, posiblemente a causa de cambios climáticos de largo plazo. La desertificación es causada por la pérdida de la vegetación y la consecuente erosión del suelo debido a la combinación de sequía, exceso de pastoreo y manejo deficiente del suelo.

Los parámetros que indican la intensidad de la sequía son el déficit de lluvias, la extensión temporal del período de sequía, la extensión de superficie afectada y la extensión de la zona climática desértica.

La falta de agua afecta la salud de los cultivos, los árboles, el ganado y los seres humanos; la tierra se ve sujeta a erosión e inundación. Los efectos son graduales, pero si no se revisan se mueren los cultivos, los árboles y el ganado. Los pueblos pierden sus medios de sustento y se ven obligados a trasladarse. En los casos que falta la ayuda, la población puede llegar a sufrir hambrunas. También se abandonan las edificaciones e infraestructura perdiéndose los bienes culturales.

Las principales estrategias de mitigación a los procesos de sequías tienen que ver con el uso racional del agua y su racionamiento en caso de ser necesario; en conservar o reemplazar los suministros de agua defectuosos mediante la gestión de las cuencas hidrográficas, la construcción de represas, tuberías o acueductos. También hay que trabajar en la conservación del suelo y la reducción del índice de erosión mediante la revisión de las represas, nivelaciones, plantaciones, manejo del ganado. Tratar de reducir la tala árboles para leña, mejorando las estufas de combustibles, introduciendo patrones agrícolas y de cultivo flexibles. Además realizar un control de la población y generar programas de educación y capacitación de la población.

América Latina y el Caribe, a pesar de ser conocida por sus bosques de tropicales húmedos, presentan una cuarta parte de su territorio caracterizado como de desiertos y de zonas áridas. La pobreza y la presión sobre los recursos del suelo están ocasionando la degradación del terreno con el consecuente incremento de las zonas áridas.

Para saber más:
La vulnerabilidad de los seres humanos frente a los desastres

   
Más información en los siguientes sitios:
Kit pedagógico sobre la lucha contra la desertificación
Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía
   
Más información en este CD:
Cambio climático